El aeropuerto de Burgos sufre un duro revés, al perder el servicio de transporte de mercancías, tras el descenso de pasajeros y vuelos comerciales en los últimos años. Los aeropuertos de Castilla y León enfrenta tiempos difíciles según un informe del Ministerio de Transportes.
El panorama de los aeropuertos en Castilla y León no es alentador, y algunos enfrentan una crisis más profunda que otros. El aeropuerto de Burgos, que ya lucha con bajos números de pasajeros y una oferta limitada de vuelos comerciales, ahora enfrenta la pérdida del transporte de mercancías.
Según un informe del Ministerio de Transportes que analiza las cifras de los aeropuertos españoles, el aeropuerto de Burgos no ha registrado ni un solo kilogramo de mercancía transportada durante el primer semestre de este año. Esta cifra es un contraste marcado con los 300 kilogramos transportados durante el mismo período el año pasado, a pesar de que esa cantidad ya era insignificante en comparación con otros aeropuertos en España.
De este modo, el aeropuerto de Burgos se une a los aeropuertos de León y Salamanca, que también se han centrado principalmente en el transporte de pasajeros, dejando de lado el transporte de mercancías en los últimos años. De hecho, mientras que el aeropuerto de Burgos ocupa el penúltimo lugar en la lista de terminales de carga del Ministerio de Transportes, los de León y Salamanca ni siquiera figuran en la lista.
Esto significa que la única opción para el transporte aéreo de carga en Castilla y León recae en el aeropuerto de Villanubla en Valladolid, que todavía lucha por mantenerse como el más activo de la región, a pesar de haber perdido una gran parte de su volumen de carga en los últimos meses. En comparación con el mismo período en 2022, ha experimentado una disminución del 48,3% en la cantidad de mercancía transportada.
La pérdida de actividad en las terminales plantea interrogantes sobre el futuro de los aeropuertos en la región
La falta de actividad en términos de transporte de mercancías en los aeropuertos de Castilla y León pone de relieve cómo estas infraestructuras están siendo relegadas al olvido. A la ya preocupante falta de pasajeros se suma la ausencia de alternativas que justifiquen el mantenimiento de estas terminales. Aquellos aeropuertos que alguna vez tuvieron servicios de carga han visto cómo se han reducido o eliminado en los últimos años, como el caso del aeropuerto de Burgos.
Este panorama, aunque podría parecer un ajuste de gestión individual para cada aeropuerto, refleja una tendencia de decadencia en estas infraestructuras en su conjunto. Además, los datos de otros aeropuertos en España demuestran que el transporte aéreo no se limita únicamente a las grandes ciudades, ya que algunas ciudades más pequeñas siguen manejando cifras aceptables en este aspecto.
La situación de los aeropuertos de Castilla y León es un recordatorio de la necesidad de una revisión y un enfoque renovado en la gestión y desarrollo de estas infraestructuras para garantizar su viabilidad y contribución a la conectividad regional y nacional.