Camioneros en Sudán detienen sus actividades por la guerra, dejando alrededor de cien camiones parados al sur de Jartum. El conflicto ha provocado una disminución del 90% en el tráfico de transporte por carretera, afectando severamente las exportaciones y el suministro de mercancías.
Los conductores de camión en Sudán cesan sus actividades debido al conflicto que asola el país. Un gran número de transportistas, que antes llevaban sus camiones a los puertos del Mar Rojo para cargar mercancías y distribuirlas entre las distintas regiones de Sudán, se encuentran parados debido a la guerra que ha detenido la actividad comercial en el país.
Alrededor de cien camiones esperan aparcados, mientras sus conductores tratan de pasar las horas en las cafeterías y locales de hostelería a 200 kilómetros al sur de Jartum, la capital, a la espera del cese del conflicto que ha paralizado el transporte de mercancías.
La guerra iniciada el 15 de Abril por el ejército al mando del general Abdel Fattah al-Burhane y las Fuerzas de Apoyo Rápido (RSF) del general Mohamed Hamdane Daglo, han provocado la huida de más de medio millón de personas hacia el sur de la capital y el centro-este de Sudán, en Wad Madani.
El bombardeo de la capital y el éxodo de la población han causado el desplome del 90% del tráfico por carretera, según indican fuentes de la Cámara de Transporte de Sudán. Las exportaciones también han sufrido un duro revés, con un máximo de 282 millones de dólares en comparación con los 2.500 millones del primer semestre de 2021, según datos proporcionados por la Autoridad Portuaria de Sudán.
La guerra en Jartum eleva los desafíos logísticos para los camioneros en Sudán. Rutas más largas y escasez de gasolina dificultan el transporte y la distribución de mercancías, mientras los trayectos hacia la capital quedan interrumpidos por el conflicto.
Camioneros de todo el país se han visto afectados por las consecuencias del conflicto y la subida del precio de los combustibles. Desde el inicio del conflicto, el precio de la gasolina ha ido en aumento llegando a alcanzar hasta veinte veces su valor a día de hoy, al mismo tiempo que ha disminuido y ya empieza a escasear en los surtidores de la zona.
Por otra parte, los viajes hacia los puertos suponen ahora añadir alrededor de 400 kilómetros a las rutas de transporte, debido a los riesgos que implica rodear Jartum, evitando el fuego de artillería, los aviones de combate y los puestos de control de las distintas fuerzas desplegadas.
La exportación y suministro de mercancías se encuentra paralizada y es prácticamente inexistente, a causa de los bombardeos que han sufrido la mayor parte de las fábricas de Jartum y los saqueos a los silos de almacenamiento.
El transporte de pasajeros en bus también ha sido gravemente afectado. Las rutas se han visto interrumpidas y ya no llegan a la capital. Los trayectos entre ciudades también han disminuido significativamente. Este fenómeno se debe a que el 70% del transporte de pasajeros se hacía desde y hacia Jartum, por lo que los trayectos entre el resto de ciudades no eran tan frecuentes, ni habían sido programados sin un previo paso por la capital sudanesa.
Con el estallido del conflicto en Jartum en Abril, las actividades relacionadas con el transporte de pasajeros en las siguientes semanas, se mantuvieron casi exclusivamente bajo la necesidad de exiliar a cientos de familias que huían de la guerra. En la actualidad es imposible entrar a Jartum en autobús o vehículos de transporte de pasajeros debido a la intensificación del conflicto en la capital.
La paralización del transporte ferroviario y las dificultades para evitar el conflicto en Jartum generan incertidumbre económica en el país, dejando a camioneros y ciudadanos en una situación precaria.
La centralización de la red de carreteras ha alargado considerablemente los trayectos entre estados dentro del país, por lo que el transporte de cualquier clase es farragoso y complicado. Un camionero en Sudán debe recorrer de media unos 2.600 kilómetros, tratando de bordear Jartum, al trazar su recorrido por Kassal y Gedaref- al sureste fronterizo con Etiopía- y volver seguidamente sobre una curva por Al-Yazira más al norte y próxima a Jartum.
A causa de los rodeos que los transportistas se ven obligados a dar para esquivar el conflicto en la capital, la falta de pasajeros se ha hecho cada vez más evidente y la incertidumbre económica pone a las empresas de transporte contra las cuerdas, que con el paso de los días se aproximan más y más a una situación de quiebra.
El transporte ferroviario tampoco ha escapado a la devastación. Los trenes que antes convergían en Jartum y su suburbio industrial, Jartum-Norte, permanecen parados en las estaciones. La ciudad, que solía ser una bulliciosa área industrial, ahora es una ciudad fantasma sin agua ni electricidad.
El desolador panorama afecta a toda la economía del país y los conductores temen perderlo todo, ya que sus empresas no pueden pagarles sin ingresos. La guerra ha sumido a Sudán en una crisis de transporte sin precedentes, afectando gravemente a los ciudadanos y dejando un sombrío futuro para el comercio y la movilidad en el país.