En respuesta a la disminución de la demanda de sus vehículos en Europa, la planta de Ford en Almussafes se prepara para reducir su producción de 1,100 coches al día a 700 unidades por semana a partir de la próxima semana, lo que supone la bajada de un 90% de su producción diaria hasta la fecha. A diferencia de anteriores reducciones en la producción, esta última decisión no está relacionada con la escasez de microchips u otros componentes, sino que se debe más bien con un mercado que evoluciona rápidamente y una menor demanda de los modelos producidos en la planta.
Sin embargo, en medio de esta situación, el sindicato UGT ha dejado claro que no firmará un ERTE (Expediente de Regulación Temporal de Empleo) hasta que se aclaren los planes de Ford en relación con la electrificación de vehículos en Almussafes. UGT exige conocer cuáles serán los modelos eléctricos que se producirán en la planta y cuándo se espera su llegada al mercado antes de considerar cualquier tipo de acuerdo de flexibilidad laboral.
Carlos Faubel, presidente del comité de empresa en Ford Almussafes y líder de UGT en la planta, ha afirmado que los trabajadores no están dispuestos a ser flexibles en esta ocasión. Mencionó que, en lugar de negociar un ERTE, podrían considerar recurrir a jornadas industriales para detener la producción, una opción que por convenio sólo afectaría a ciertos turnos de trabajo.
El comunicado de UGT-Ford deja claro que la falta de claridad sobre el futuro de la electrificación en la planta impide cualquier acuerdo temporal para mitigar los efectos de la baja producción. El sindicato subraya que Ford ya tiene un acuerdo que podría ajustarse si se conocieran los planes, pero hasta que eso suceda, no están dispuestos a discutir soluciones para posibles excedentes de personal.
La complejidad de la industria automotriz y la necesidad de cumplir con las normativas de la Unión Europea sobre emisiones no contaminantes plantean desafíos significativos para la planta de Almussafes y para Ford en general. UGT-Ford señala que es crucial que la dirección de la compañía a nivel mundial revele sus planes para la planta de Valencia antes de poder encontrar soluciones efectivas para el futuro.
La incertidumbre en torno a la producción y los modelos eléctricos en Almussafes deja a los trabajadores y a la dirección de la planta en una situación complicada, mientras que la industria automotriz continúa adaptándose a las cambiantes demandas del mercado europeo y las regulaciones medioambientales en constante evolución.